martes, 19 de febrero de 2008

Total, es asi como me gusta verlos.

Estoy un poco aburrido. La tarde pasará de nuevo y yo estaré acá sentado, viendo televisión de rato en rato, siempre y cuando el sueño no me gane y me de por cabecear como casi todas las veces que me siento en este sillón.

Mis nietos han venido a visitarme como todos los días. Hemos almorzado y me han jugado bromas como todos los días también. A veces no recuerdo bien lo que hablan, es más, muchas veces ni los entiendo, siempre hablando de cosas que sólo ellos comprenden; pero igual me encanta estar con ellos, me siento acompañado, siento que le importo a alguien.

Ahora mientras almorzábamos, me sentí un poco mal al casi malograrles el almuerzo. Según ellos dicen que “no paso nada”, pero se bien que se asustaron mucho al verme atragantándome con una de las tantas pastillas que, por mi avanzada edad, tengo que tomar. En realidad no se para que servía la pastilla, es más, no se para que sirve ninguna de las que tomo, que no son pocas por cierto.

Después de estar sentado cuarenta minutos en el comedor, pues no me dejan levantarme hasta que no termine de almorzar, nos fuimos a la sala a conversar. Ellos se ríen cuando no les puedo seguir la conversación y les termino diciendo tonterías, o simplemente me pongo a hablar groserías para verlos reírse mas, total, así me gusta verlos, felices.

Hoy me di cuenta que la próxima semana cumpliré noventa años. Recuerdo antes haber esperado mis cumpleaños siempre tan feliz, siempre tan ansioso; pero los últimos no me despiertan el mismo sentimiento que los de antaño, cuando el día de mi santo era motivo de una gran fiesta, donde venían familiares, amigos y vecinos, y comíamos, bailábamos y bebíamos hasta el amanecer del día siguiente.

Ya esta empezando la noche y van llegando mis hijos. Me saludan y me hacen las típicas preguntas sobre cómo me siento y qué tal pase el día, sobre si almorcé, si tome mis pastillas y todo ese tipo de tonterías. Yo les respondo y ellos siguen su camino. Me quiero parar del mueble a hacer algo pero el dolor en mi cadera no me deja. Mi nieto mayor me dice que él puede llevarme al baño si quiero, pero no dejaré que lo haga, nunca nadie me ayudo a ir al baño y no empezaré a pedir ayuda ahora.

Minutos después, estoy parado en la puerta del baño de visita, he orinado mis pantalones porque no pude llegar a tiempo y escucho que se abre la puerta de la calle y entra Kemuri, la última de mis hijas, tan parecida a su madre. Me ve ahí parado, con el pantalón mojado y, muy cómplice ella, me acompaña a mi cuarto para que me cambie sin que nadie se entere, pues sabe que no me gustaría eso.

Sentado en mi cama, veo en el espejo la foto de Lucia, mi esposa, el amor de mi vida. Agarro la foto y me quedo mirándola, me pregunto como sería si estuvieras acá conmigo y pasaramos mi cumpleaños noventa juntos, pero se que no será así. Beso la foto y pienso en toda la falta que me haces desde hace un año, o serán dos o tres, la verdad no recuerdo cuanto hace que ya no estas, alzheimer que le dicen.

Salgo de mi cuarto y nuevamente Kemuri parada ahí frente a mi, tan parecida a su madre, con ese nombre tan raro que le puse por un grupo japonés de rock que me gustaba cuando era chiquillo, con su sonrisa y esperándome para ir a tomar lonche.

Bajando las escaleras le pregunto que es lo que haremos la próxima semana por mis noventa años y ella me responde: “Papá, tu cumpleaños ya pasó hace tres meses”. La miro y sonrío mientras ella me agarra del brazo para bajar las escaleras. Ya estamos por llegar al comedor y todos están sentados esperándonos.

Se que de nuevo comenzaran a hablar de cosas que no entenderé y se reirán de mi cuando responda tonterías; pero se que cuando comience a hablar tonterías, yo diré un par de groserías, para que se rían mas fuerte porque total, es así como me gusta verlos, felices.

2 comentarios:

Manuel Diaz Ibañez dijo...

Si hay que hablar de cumpleaños este, este, este si es el hombre, nada de melancolias baratas, la reunion de la risa, la sonrrisa, y nostalgia.

JRodriguezD dijo...

Padrino, ojala que algun dia cada uno pueda estar asi con sus nietos.

Qué importa no entender (o que no te entiendan) todo, xq al final lo que importa es el cariño.