sábado, 18 de agosto de 2007

El primer amigo que perdí

Ya han pasado veinte años desde que conocí al que durante muchos años fue el mejor amigo de mi vida. Recuerdo que en esa mesa redonda donde habían varios niños desconocidos, tal vez tan asustados como yo, estaba Guito. Desde ese primer día nos hicimos amigos.
La preparatoria se hacia mas amena conforme pasaban los días. Nunca he sido muy adicto a las clases, por lo que me imagino que en esa época, con cinco años, no le prestaba atención como hasta ahora no lo hago.
Los recreos eran simplemente para caminar y dar vueltas. A esa edad, siendo los dos los especimenes mas pequeños del salón, los demás niños no nos tenían en cuenta a la hora de jugar fútbol, cosa que a ninguno de los dos en realidad nos interesaba mucho.
Malcriados nunca fuimos, pero si los mas inquietos y distraídos. Esa era la razón eterna usada por los profesores para separarnos y sentarnos a los extremos del salón. Nos distraíamos con facilidad y en cualquier descuido ya estábamos haciendo palomilladas.
Recuerdo haber inundado el patio del colegio porque quisimos sacar una manguerita que estaba detrás del water de un baño, que me imagino necesitábamos para hacer otra travesura; o sentarnos en el techo de su casa a dispararle a las ratas que caminaban por los cables de teléfono con su carabina de aire comprimido que años después, cuando ya no éramos amigos, me enteré que lo termino hiriendo en el pie.
En esas eternas tardes de pata perro, recuerdo cuando entrábamos a Wong, y entre las mil vueltas que dábamos mirando lo que había, íbamos escondiendo en el elástico de nuestros pantalones chocolates que luego íbamos a comer al parque y estallar en hiperactividad, al menos yo.
Una de esas tardes de sobredosis de chocolate e hiperactividad al cien por ciento, insistí en regresar por más golosinas, lo cual terminó siendo una idea fatal. Ya dentro de los pasadizos y con los elásticos llenos de chocolates, nos encontramos con Augusto Ferrando, el que siempre regresaba después del comercial, y decidimos seguirlo para pedirle un autógrafo.
Tan mala fue nuestra suerte, que los chocolates comenzaron a caernos por las piernas y un astuto trabajador del supermercado se dio cuenta. Terminamos en el almacén de la tienda, haciendo una interminable cantidad de ranas, planchas y vueltas con el dedo índice pegado al piso hasta vomitar los chocolates robados, por lo que comenzamos a ir a Maxi a conseguir chocolates después de eso.
Eso ya pasaba en la última etapa de nuestra amistad, como la ves que compramos ratas blancas en el puesto de palta del mercado, que en realidad vendía cohetones por lo bajo, y reventamos la mitad de la puerta de una vecina de Guito. Serenazgo nos persiguió, pero no pudo atraparnos. Terminamos cansados y tirados en un parque.
Ese año escolar terminaría y la tutora nos odiaría. La última revisión de salones reveló nuestras aficiones por el tallado en madera, pues con la punta de nuestros compases, habíamos rallado nuestras carpetas, lo que ocasionó que el director regañe a la profesora delante de nosotros y luego ella, en venganza, nos haga pasar al frente del salón y diga delante de todos que estaba segura que repetiríamos de año.
Al final su predicción no fue tan imprecisa pues Guito, faltando 3 semanas para que acabe el año, enfermó y no pudo dar los exámenes bimestrales. Lo acompañe hasta que dio el último de sus exámenes, cuando nosotros ya estábamos de vacaciones. El día que recogió las notas recuerdo a su mamá salir molesta de la oficina de la tutora, lo llamó molesta y el regreso a decirme que tenia que irse.
El verano recién empezaba pero su cara anunciaba que para él se había terminado. Horas mas tarde me llamó y me contó que había repetido de año. Trate de ir a visitarlo pero el se negó, y cuando le decía para salir su mamá no lo dejaba. Así acabo el verano para mi y no lo vi, como si lo había hecho los anteriores veranos de mi vida.
Empezó el año escolar de nuevo y nos vimos. Los más crueles del salón decían que tenía que ir a buscar a mi marido al otro pabellón porque era un bruto. Así nos seguimos frecuentando durante algunos recreos, hasta que un día deje de ir y el dejo de buscarme.
Sabía que en adelante iba a ser más difícil ver de nuevo al que había sido mi mejor amigo durante toda mi vida. Después de eso nos vimos un par de veces más ese año, y algunas veces más hasta que terminé el colegio
Yo ingresé a la universidad y un año después el ingresó a otra. De ahí en adelante me fueron llegando algunas noticias de él por el amigo de un amigo, o por el conocido de alguno de sus amigos. Luego a mi me echaron de la universidad y terminé estudiando en la misma que él.
En la facultad nos encontramos algunas veces, como en el colegio cuando ya no estábamos en el mismo salón. No pasaba de un apretón de manos y un saludo para nuestros padres y de ahí seguíamos adelante, cada uno por su lado, cada uno con sus amigos.
Ahora el terminó la universidad y yo todavía sigo estudiando. Se invirtió lo que nos paso en el colegio, y en uno de mis trabajos tenia que hablar sobre la amistad y me di cuenta que fue el primer amigo que perdí, a pesar de estar tan cerca, o al menos en la misma ciudad, esa amistad se diluyo.
Ya después mas amigos fueron apartándose de mi lado y regándose en países tan lejanos como España, Japón o Israel; sin embargo Guito siempre será el primer amigo que perdí.

2 comentarios:

Germán Terán dijo...

Que fuerte weon... eso debe ser chocante, pasar delante de alguien q fue tan kerido y q ahora es como una personas mas. En el recuerdo siempre kedan las cosas bonitas q pasaron juntos.

Me gusta lo q escribes, tus temas son bien "de bobo". Siga así.

FabuMona dijo...

No hay nada más triste que perder un amigo. Yo tengo dos que no sé bien dónde michi las dejé. Es loco porque una de ellas vive a la vuelta , no sabes lo amigas que éramos. De ésas que hacen coreografías en el cuarto y se pelean porque a una no le salió el paso como debiera , y toda clase de sonseritas que sellan amistades por siempre. Ahora , cuando nos cruzamos , ni siquiera nos miramos !
Qué extraños pueden ser los caminos de la vida que de un momento a otro te dejan en la acera del frente.
Ahora suelo ser más cuidadosa , pero a menudo mi genio me juega malas pasadas que , felizmente , mis amigas pasan por alto; aunque , claro , no sé hasta cuando ...
(Sé el primero en leerme en mi nuevo blog "primicia chocheritaaa!")

http://ohciosa.blogspot.com
;?)