jueves, 10 de abril de 2008

La Coca Cola y el Betamax

Coquita ya tenía trabajando en nuestra casa unas tres semanas. En realidad era poco lo que sabíamos de ella, fuera de que vivía con su padre y su hijo Betito. Siempre hablaba de su natal Yunguyo, un pueblo cerca de la frontera con Bolivia, desde donde vino años atrás a buscarse un futuro mejor en la capital.

Solía hablar mucho de su hijo mientras barría, cocinaba o planchaba; pero tenía la particularidad de no decirle Betito, sino “Betita”. Siempre que me sentaba a desayunar con ella en la cocina, empezaba con que “Betita esto” y “Betita el otro”. Recuerdo haberle preguntado un par de veces si Betita era hombre o mujer, sólo para sacarme la duda y, como siempre respondía que era un “hombrecito bien bandido”, ya me dedicaba a escuchar sus historias sin importar la “transexualidad” del nombre de su hijo.

Cierta vez también recuerdo haberle preguntado por su nombre, a lo que respondió que a su papá le gustaba como sonaba la palabra Coca, que lo había visto una vez escrito por ahí y que por eso se lo puso. Recordó entre lágrimas como ese nombre la hizo sufrir un poco en el colegio por la crueldad de los niños, por lo que prefirió que le digan Coquita y así se quedó.

Coquita era muy, si es que se le puede decir, inocente. Tenía veinticuatro años, su marido la había abandonado cuando se enteró que estaba embarazada y ahora tenía que mantener a su padre y su hijo que vivían con ella. Ese verano nos habíamos hecho, en lo que te permiten tres semanas de conocer a alguien, buenos amigos. Aunque me llevaba doce años, era divertido conversar con ella y escuchar sus historias sobre como era vivir en la sierra con frío extremo bajo cero, o sentarnos a ver el video versión completa que tenía de THRILLER de Michael Jackson para el Betamax.

Mi madre comenzó a sospechar de ella cuando le pidió su libreta electoral y no la quiso traer. Coquita alegó que le daba vergüenza su nombre y que esa era la verdadera razón para no traerla. Desde ese momento la relación con mi madre se resquebrajó pues no comprendía que alguien tenga tanta vergüenza de su nombre. En realidad no lo comprendía yo tampoco, pero después, sin querer queriendo como dice el chavo, descubriríamos la razón de su excesiva vergüenza.

Un viernes por la mañana, mientras mi madre y Coquita tomaban desayuno en la cocina, llamó Julio el técnico electricista. Me dijo que el Betamax que había dejado un par de días antes había muerto y que ya no podía hacer nada por arreglarlo. Colgué el teléfono y atiné a gritar por la escalera a mi madre que estaba en la cocina:”Mamá, llamó Julio y dice que el Betamax ha muerto”.

Cuando disponía a dormir de nuevo, escuche unos gritos abajo, luego un golpe y los gritos de mi mamá. Coquita se había desmayado y mi madre me gritaba que llamara de urgencia al doctor. En unos minutos llegó la ambulancia, la subieron a una camilla y se la llevaron. Con mi madre la seguimos en ese mismo instante hasta la clínica.

Cuando llegamos ya la habían sedado y estaba en una camilla de la sala de emergencia a donde pasamos para verla toda relajada y casi dormida a causa de la droga que le habían puesto. La observamos unos minutos y mi madre comenzó a contarme que se había asustado mucho y que antes de desmayarse había gritado algo referente a su hijo, que lloró un par de lagrimas y de ahí se desplomo. Me dijo que me quede acompañándola mientras ella llamaba por teléfono al padre de Coquita para que venga a la clínica.

Mi madre regresó y nos quedamos en silencio al costado de la cama, sin hablar, respirando despacito, estando entre somnolientos y alertas esperando que despierte. Casi una hora después en la recepción de la clínica empezó un escándalo que nos hizo salir a mirar lo que pasaba.

Era un señor que rodeado de enfermeras y guardias de seguridad gritaba que “quería su coca cola”, lo que nos hizo pensar que era un paciente de psiquiatría que se había escapado. A su lado un niño lloraba y le gritaba: “Abuelo, quiero ver a mi mamá”.

Los gritos duraron unos minutos más hasta que por fin entendieron lo que quería. Se trataba de don Julio, padre de Coquita, que en ese momento recién descubrimos que se llamaba en realidad Coca Cola. Al descubrir eso comencé a recordar las veces que me decía que prefería que le digan Coquita porque en el colegio los niños la fastidiaban mucho, o por qué no quiso darle a mi madre la libreta electoral para que no se entere de su verdadero nombre.

En seguida una enfermera los llevo a la cama donde Coca estaba descansado, que con tremendo escándalo, ya se había despertado. Apenas vio a Don Julio entrar al cuarto le preguntó por su hijo. En ese momento el niño que estaba parado al costado del señor que parecía paciente de psiquiatría prófugo en el pasillo, entró corriendo y se tiró sobre Coquita, Coca Cola en ese momento, y ella lo abrazó y le decía:”Betita, hijito, estas vivo”

Con mi madre nos quedamos estáticos mirando todo pues en realidad no entendíamos nada. Coquita nos comenzó a contar que en la mañana cuando escuchó lo que grité por la escalera, pensó que su hijo había muerto, que por eso se desmayó y siguió pidiendo perdón varias veces mientras seguía abrazando a su hijito.

Habían pasado como dos minutos de ese monólogo y seguíamos sin entender. Coquita repetía en todo momento la frase que dije en la mañana:”Mamá, llamó Julio y dice que el Betamax ha muerto” y seguía abrazando a su hijo. Cuando realmente se dio cuenta que no entendíamos nada de lo que ocurría ahí, se quedo callada y dijo:”Perdónenme, es que si no les presento, no van a entender. Señora… Luchito… les presento a mi papá Julio y a mi hijito Betamax, mi Betita”

Recién en ese momento comprendí porque cada vez que terminábamos de ver el video de THRILLER, ella dejaba la cajita del video encima del Betamax y le daba un besito.
Años después, encontré a Coquita en el parque cerca a mi casa. Perseguía a dos niños, uno era su hijo y el otro su sobrino. Sus nombres: Thriller (me imagino que salió del video que tantas veces la hice ver) y Estaguars (me imagino que a su hermana le gustó mucho esa película).
-0-
No encontré ni una canción referente a la historia, se aceptan sugerencias.

14 comentarios:

JRodriguezD dijo...

Con esos nombres me siento algo más aliviado con respecto al mio.

Besos.

Dell dijo...

y yo me preocupo por mi nombre... Aunque mi prima me contó que lo más gracioso que ha escuchado en su vida, fue un tipo llamado Carlos PINGA! JAJAJAJA

Anónimo dijo...

muy bueno sigue mejorandoo sigue manteniendo ese estiloo que ya va cuajando

Unknown dijo...

jajajaja ke wena pues, coca cola y betamax, wena la historia ahh, me perdi la anterior pero aorita la leo, saludosss

Cleopatre dijo...

dioz santo!!!!!!

esta de PTM

no sabes como me he reido aki n mi rincon solitario jojo xD
ando chamba jojo

JOSELOWWWW
esta pajisima tu histoire!
recontraaaaaa m ha encantado, fascinado, etc, etc.

Elmo Nofeo dijo...

A mi hijo lo llamaré Athlon.

Muy buen relato y real.

Saludos.

P.D. No es que me interese el grado de afecto que hay entre tu y Joserd, pero no me parece que se traten con besos en un blog público.

Anónimo dijo...

buenísima. me gustoooo lo q m llva a una conclusion . Jamás llames a tus hijos como si fueran productos, aunque viéndolo desde un pto de vista la elección de esos nombres fue demasiado Warhol.

Maria Vanessa dijo...

Por eso yo amo a mi mamá por haberme llamado Maria Vanessa =)

Te juro que no me habia reido tanto en este dia*

*Gracias por eso =)

Anónimo dijo...

joselo tu historia esta bien cocacola... y eso que escuche nombres asi pero los de la histria si estan rechistosos...

Nobody dijo...

Jajaja! Me hizo acordar al hijito de la señora que venía a tejer a la casa cuando era niño. Macguiver

El perro andaluz dijo...

Creo que hay una ley o algo así, que prohibe a los padres desgraciar a sus hijos impunemente. Y si no existe, que la inventen. Igual me cagué de risa.

Unknown dijo...

O_O !!!

wow ... estem .... jajajaa
estoy en shock !

esos nombres ... weno io no alcanz el betamax ...
a lo mejor le pongo DVD mas moderno
jajajaja !!

BESHOTES !!!!
se le kiere ... MUAKZ

varguitass dijo...

.

caray, que buena historia me vine a encontrar acá!!!

me has dado una idea para un cuento, gracias por eso

(por qué Joserd te manda besos ah?)

hmmmmm

saludoss


.

Pollo especialista dijo...

jajajaja...pobre mujer, pero quién les manda a usar esos nombres...muy graciosa la historia sigue así