jueves, 6 de noviembre de 2008

Haciendo el querer


Luis espera ansiosamente en la esquina en la que ya esperó ocho veces por Octavia, las ocho en ese mes, la segunda en esa semana, la primera en ese día.



Intranquilamente mira de lado a lado y, como siempre, no tiene idea de por qué esquina aparecerá ella cargando esa bolsita que contiene, como en los siete encuentros anteriores, las botellas de agua, los chocolates, las galletas de naranja que tanto le gustan a él y los preservativos que le da tanta vergüenza comprar.



Mientras ella se acerca con calma y lo saluda con cariño, él apura el paso dándole la mejilla para que no lo bese en los labios y la lleva del brazo hacia la puerta de ese hotel.
Llegan al mostrador y, mientras ella lo abraza, él saca su billetera y rápidamente paga, recibe las llaves y la lleva a la habitación.

Octavia deja sus zapatos al costado de la puerta y, de un salto, llega a la cama y abre la bolsa que contiene lo mismo que contuvo las siente veces anteriores, de las cuales las dos últimas fueron en esa semana.



Luis, de reojo, va mirando lo que hace ella, mientras de su mochila saca unos pequeños parlantes para poner un poco de ambiente en aquel silencioso y oscuro lugar, pues en realidad, nunca le gustó hacer eso en el absoluto silencio, siempre prefirió este tipo de situaciones con un poco de música.



Presiona play y cuando se da la vuelta hacia la cama, observa que Octavia ya está desnuda y de la bolsa que siempre trae lo mismo, como en los siete encuentros anteriores, no salen ni los chocolates, ni las botellas de agua, ni las galletas de naranja; sino, sale una botella de whisky y una bolsa de hielo.



Desnudos los dos, empiezan a beber mientras conversan. Ella le cuenta sobre su trabajo, sobre lo difícil que es encontrar un lugar donde la consideren a pesar de ser mujer, y él escucha mientras juega con su cabello y la abraza.



Después de casi una hora de conversación y más de media botella de whisky, comienzan a besarse y, finalmente, sale de la bolsa que siempre tiene lo mismo como en los siete encuentros anteriores, el elemento que hasta ahora faltaba en esa noche: los preservativos.



La botella rodó por el suelo y los cubitos de hielo se derritieron en la alfombra. La batería del discman se acabó y los parlantes dejaron de cantar para ellos dos. Los preservativos se acabaron y ambos retozaron abrazados en la cama.

Luis bebía uno de los últimos sorbos de la botella y leía la cajita de los preservativos, cuando Octavia, con la mirada completamente relajada a causa del alcohol, lo miró a los ojos y le dijo: “¿Te gusta hacer el amor conmigo?”



En ese momento Luis la miró y no dijo nada. Bebió de golpe lo último que quedaba de whisky en su vaso y, hablando casi inentendiblemente, le dijo: “yo no te amo, por eso no puedo hacerte el amor, pero si te quiero, de repente te puedo hacer el querer”



Octavia lo miro y sonrió. Lo abrazó, lo besó y le dijo: “no seas tonto, es un decir, yo tampoco te amo, pero si quieres hacemos como tú dices, hagamos el querer”



Rieron un rato y siguieron abrazados. Ella lo besó nuevamente y le dijo: “me avisas cuando estés apto para quererme de nuevo”. Él sonrió y con un beso y acomodándose, le dio a entender que estaba listo otra vez.


Y así, revelando verdades a causas del alcohol, se “quisieron” una vez mas, con la botella vacía tirada en el piso, con las manchas del hielo derretido en la alfombra, en completo silencio y con la caja de preservativos vacía y desparramada por los suelos.



Una hora después se vistieron, ordenaron un poco el desorden que habían ocasionado en el cuarto y salieron. Luis devolvió las llaves y Octavia lo esperó en la puerta, mirando que no haya nadie conocido por la calle antes de salir.



En la puerta y con la conciencia aun no tan conciente, se despidieron. Lucho le estiró la mano y Octavia le dio un beso en la mejilla. Se dieron la espalda y cada uno camino hacia un lado opuesto, sin mirarse y sabiendo que de repente, después de lo que dieron ese día, no se volverían a llamar.

Pasó un mes y como era de suponerse, ella no lo llamó.
El último día del siguiente mes, cuando era casi imposible que alguno de los dos se llame, Octavia lo llamó y le dijo: “Luis, estoy embarazada”



Luis trató de recordar lo que pasó la última ves que se encontraron. Recordó que ella sacó los preservativos de la bolsa, por lo que le parecía raro lo que Octavia le contaba. Recordó la botella de whisky en el suelo, los hielos derretidos en la alfombra, recordó hacer el “querer” con ella y por último, recordó que ella le pedía que le avise cuando esté apto para quererla de nuevo, y el volcándose encima de ella, veía aun borroso por el alcohol, la caja vacía de preservativos desparramada por el suelo.












Aviso de servicio público:
Ya sale a la venta el primer disco oficial de PETIPUNK, "Cuando todo dejó de ser divertido". Los que quieren pueden hacer sus pedidos por aca, yo gustoso lo tomaré en cuenta
Gracias





14 comentarios:

ando... dijo...

Hacer el querer...

El amor es libre y los besos son gratis, pero los condones son baratos por algo, a veces el querer sale caro.

Me gustó mucho mai fren.

Primero

natalia dijo...

Vaya, me ha gustado bastante, por ahi hay una cosa que... nose. Es el final, pero está bien, ya hablaremos personalmente sobre tu futuro como escritor. Te quiero.

Maite dijo...

linda historia ... medio cercana no? jajaja “yo no te amo, por eso no puedo hacerte el amor, pero si te quiero, de repente te puedo hacer el querer”

un poco cantinflas eso jajaj pero bueno :D muaack :D
pd: desenfermate pee

LiterataRoja dijo...

Excelente historia... esos momentos de pasion donde uno pierda la conciencia y la voluntad...

besos!

Cleopatre dijo...

OH!!!

una historia bastante impactante e intrigante, si que si.

me ha gustado pero termina un poco de golpe por la salida del disco de peti!!! yo kiero uno.

un besoooteeee te adorooo asi millones!!!! (lo siento soy cariñosa pues ya!)
=D
hay que salir con la marucha! ya pe cuando?

Anónimo dijo...

hola, te cuento que hoy lei un blog que me pareció muy bonito y crudo, es por eso que recurro donde una especialista para que le de su opinión a mi amiga que recién lo ha estrenado, te paso su dirección. diariodeunavirgen.blogspot.com

Manuel Diaz Ibañez dijo...

Yo ya no quiero leer tu blog. Muchas mañosazas.

Pero si te quiero comprar el disco.

(Pero que paso después… ¿Este post tiene continuación?)

JRodriguezD dijo...

Hazme tuy@ !!!

Elmo Nofeo dijo...

¿El síndrome Toledo?

FabuMona dijo...

Bueno el flash-back del final, casi, casi lo vi, con resaltador musical en cada escena.

(una pregunta:¿qué tiene tu generación en contra del corrector ortográfico? ...!)

((Ah! y el publi-cherry: Me apuntooo! Pásame uno autografiado!))

JoseLo dijo...

hola amiguitos

ANDO
gracias cholito, ahora revisare para que no me atormentes por msn jaja

NATALIA
Mi futuro como escritor, que mostro suena eso, ojalá exista.

MAITE
Calla gordaza

LITERATA ROJA
a veces es rico perder la voluntad

CLEO
Apuntado
Estoy vendiendo discos por internet


ANONIMO
Pasare a revisarlo
Gracias por pasar

MANUELITO
Segundo disco, este blog esta que raya
prometo no poner mas mañozadas... jaaaa
mentira

PUMA
Ya lo fuiste

ELMO
Algun dia sere presidente como él

MONA
Asu madre, tercer disco por aca
vendere mas cosas

Pollo especialista dijo...

todo acto...trae sus consecuencias...buena historia!!!

Rolando Escaró dijo...

el simple querer suele darle paso a la inconciencia

buen relato

LiterataRoja dijo...

pase de nuevo por aca...
besos