sábado, 10 de mayo de 2008

Nunca te mueras II

Llegar y encontrarla por segundo día recostada en el mueble me parecía completamente raro; sin embargo ahí la encontré esa tarde, sentada en el mueble, con los pies encima de una silla, con una manta cubriéndole la barriga que decía que le dolía.


En un cuarto de siglo de verla, son pocas las veces que la he visto rendida en un mueble, cama o silla, recostada sin hacer nada. Me quedé a su lado viendo la tele, era el programa de Lorena en el siete, del que religiosamente esperaba la secuencia de cocina para grabarla.


Mis tías conversaban y de rato en rato yo participaba en la conversación. No entendía muy bien donde estaba lo difícil de tomar la decisión de llevarla a la clínica en ese momento. Cuando quería decirles eso, escuchaba a mi abuela quejarse de nuevo y me acercaba a ella, trataba de levantarse alegando que no le dolía nada, que no quería ir al doctor, pero ni juntando todas sus fuerzas lograba sentarse bien.


A pesar de sus molestias, reniegos y mas de una decena de lisuras, lograron cambiarla y de pronto estábamos sentados en el asiento trasero del auto, ella quejándose, yo tomándole la mano, mi tía tratando de llegar lo mas rápido posible y nuevamente las quejas de un dolor que según mi abuela no existía, y por el que no nos debíamos preocupar.


Todo el camino mi abuela renegó, no quería ir al doctor, decía que no le dolía, aunque su cara y sus gestos demostraban todo lo contrario. Con mucho cuidado la llevamos a la sala de emergencia de la clínica.


Yo me quede con ella, en esa especie de cuarto con paredes de tela, sosteniéndole la mano, escuchándola quejarse y respondiéndole que no le iba a pasar nada cada ves que me preguntaba que le iba a pasar. Al costado mis tías hablaban con el doctor, que les decía que lo más probable era que tenga una apendicitis, y de ser así, necesitaba una operación urgente.


Luego de decirles eso, comenzaron las explicaciones de los riesgos sobre su edad avanzada, las complicaciones que podría tener por esa razón, que había la probabilidad de que no resista la operación y quede ahí nomás.


Por una rendija de las paredes de tela observaba las caras de mis tías y estaban petrificadas, mi abuela me preguntaba si le iban a hacer algo y yo, aguantándome las ganas de llorar, le decía que no se preocupara, que en un rato ya nos iríamos a la casa. Mi abuela nuevamente se quejaba y seguía ahí tendida en la camilla, en ese cuarto de paredes de tela celesta, con el cuadro de la enfermera pidiendo silencio en la pared.


En ese momento llegó mi mamá y mi tío, su hermano. Ella conversó con mis tías y automáticamente entro llorando al cuarto con paredes de tela celeste en el que me encontraba con mi abuela. La boté de ahí. Mi abuela me preguntaba por qué lloraba mi mamá y le dije que no estaba llorando, que justo la llamaron por el celular y que salió rápido nomás.


Nuevamente me aguanté las ganas de llorar; mientras escuchaba que afuera mis tías se negaban a operar a mi abuela y desesperadamente buscaban una segunda opinión. Mire de nuevo por la rendija de las paredes celestes de tela del cuarto donde mi abuela me daba la mano, y vi a mi tío sentado, pensativo, escuchando lo que decía el doctor, escuchando que esa operación era muy riesgosa en una persona de la edad de mi abuela.
En ese momento mi abuela me jalo la mano y me dijo:”Oye, no dejes que me hagan nada, me dan miedo las operaciones”. La besé en la frente y le dije que no se preocupara, que ya dentro de un rato nos iríamos a la casa. Luego giré mi cabeza hacia el cuadro con la enfermera que pedía silencio y me sequé las lágrimas aguantándome de nuevo las ganas de llorar.


Llegó el segundo doctor, uno que ya había operado a mi tía, entro al cuarto, reviso a mi abuela y en unos segundos diagnosticó lo que ya había dicho el doctor anterior, y recomendó la misma operación, con la misma urgencia y con la misma advertencia del riesgo que corría la abuela por su avanzada edad.


Mi madre lloraba, mis tías no se decidían, mi tío no atinaba a hacer nada. Mi abuela me pedía entre quejas que la llevé a casa y, con engaños, la metimos al carro para llevarla a la clínica donde sería la operación.


Al llegar mi abuela me dijo:” ¿Me van a operar, no?”, y yo le respondí que si, que era por su bien. Ella me comento de nuevo que tenía miedo y mientras la sentaba en la silla de ruedas que la llevaría a la sala de operaciones, sentí como me agarró fuerte la mano. Me aguanté de nuevo las ganas de llorar.


Las dos horas siguientes fueron interminables. Caminé mil veces la sala de espera. En un sillón mi madre lloraba, mis tías no reaccionaban y mi tío seguía inmóvil. Me senté al lado de mi mamá y la abracé, ella lloró mas fuerte aun, yo me contuve las ganas de llorar y la seguí abrazando, como si con ese abrazo pudiera aliviarle en algún grado el dolor.


El doctor salió y dijo que no había nada de que preocuparnos, que la operación había salido bien y que en ese momento mi abuela dormía, que lo mejor era que regresemos al día siguiente.


En el carro camino a casa nadie habló.


Esa noche llegué a mi casa, entré a mi cuarto, apagué la luz y no me pude aguantar mas las ganas. Me tiré en mi cama a llorar. Me acordé de todas las veces que, en juegos, he hablado de la muerte y decía estar preparado para ella, y me di cuenta que posiblemente si estaba preparado para mí muerte; pero, quizás, no estaba preparado para la de mi abuela.
Feliz día de las mamaces a los que lean esto, saluden a sus mamaces, yo lo hare con todas las mamás que he tenido desde que nací, la mía, mis dos abuelas, mi bisabuela, mi madrina, tías, amigas que me cuidan como su hijo, vecinas que me cargaron de niño, etc.

15 comentarios:

Maite dijo...

me has hecho llorar, me has hecho recordar a mi tia abuelita y mi abuelita q se fueron hace pocos años, espero q siempre me cuiden y no t pongas triste, aprovéchala hasta donde puedas, uno nunca sabe y luego se arrepiente de lo q ue debió hacer :(

Cleopatre dijo...

oh joselo!

así no sabemos realmente lo que tenemos hasta que hay una amenaza de por medio. no reaccionamos, tenemos la conciencia de que todo durará para siempre y no es así...

pucha cuida a tu awelita!!!!dale un beso d mi part aunq no la conosca ya?


cdt tu tb mucho y saludos a todas la mamacitas!!!=D wiii

Luisinho dijo...

T_T me as echo recordar a mi abuelita... si pues nadie esta esta preparado para la muerte... y siempre hay que cuidadar a nuestras mamitas.... FELIZ DIA A TODAS LAS MAMITAS DEL MUNDO...

ando... dijo...

se que te dije que las secuelas son malas, habra que hacer una escepcion por esta... un abrazo joselo

JRodriguezD dijo...

Un beso para todas tus mamás... y un besito para ti ;) jaa

Anónimo dijo...

mama rules!!

=) ...

Mafa dijo...

Realmente he sentido línea a línea el temor de perder a este ser querido. Yo tampoco quiero que le pase nada a mi abuela y peor aún a mi mamá pero hay cosas que con el tiempo son inevitables. No quiero ser pesimista, lo importante es aprovechar todo el tiempo y el cariño que se pueda. Suerte y un abrazo

Pollo especialista dijo...

creo que nunca se está preparado para un cambio, y mucho menos si este equivale a alejarte físicamente de un ser tan querido, que bueno que tu abuelita esté bien y que ya pasó el susto...suerte

Anónimo dijo...

Estas q escribes bien chevere

El perro andaluz dijo...

Yo no estoy preparado para ninguna muerte, todavía.

Unknown dijo...

BUENO SI PUES LOS ABUELOS Y LAS ABUELAS SON SIEMPRE SON ALGO ESPECIAL... LAMENTABLEMETE SU PARTIDA ES POR LO GENERAL EL PRIMER GRAN DOLOR QUE LOS NIETOS EXPERIMENTAMOS..... MI ABUELITA TAN BIEN SE PUSO MAL HACE POCO.... PERO SIMPRE HE CREIDO QUE ELLA CARGARA ALGUN DIA A MI HIJA---OJALA PES
UN ABRAZO GAMARRITA Y DALE UN BESO ENORME A TU ABUELITA

Unknown dijo...

T_T !!!


latima ke io y mi abuela no no llevemos bien ... a veces las circuntancias y la diferencia abismal de edades haga esto mas complicado, pero depues de todo es mi y de nadie mas

beshotes esposillo lo kierow

Manuel Diaz Ibañez dijo...

Quisiera poder vaciar mi corazón de esta manera en que lo has hecho.

varguitass dijo...

hay gente que nunca debería morir

nunca

y también hay gente que nunca debería dejar de escribir

saludoss

.

Elmo Nofeo dijo...

Me aúno a tu saludo y conmovedor tu relato.

Saludos.