martes, 23 de octubre de 2007

Te quiero… a veces

El televisor de la sala esta encendido y los dos estamos en el mueble frente a el. Yo miro el programa que tú pusiste, mientras tú duermes con la boca abierta, respirando fuerte pero sin roncar, con esa pesada colcha cubriéndote las piernas porque la chimenea no calienta nada.

No pasaran mas de tres minutos para que te despiertes de golpe, me mires y digas: “ya esta hirviendo el agua” y mientras yo intento seguirte la conversación, nuevamente te dormirás, respirando tan fuerte como tres minutos antes, con esa absoluta paz que muchas veces solo encuentro cuando te veo cabecear en ese mueble, en esas tardes, en esos momentos llenos de silencio.

Dos minutos después, te despertarás, te sentarás bien y me recomendarás que me vaya a mi casa porque ya es muy tarde y es peligroso que camine por la calle a esa hora, así sean las seis de la tarde. Me preguntarás varias veces si he ido a mi casa o si vengo de la universidad, me contaras varias veces más que el perrito es muy inteligente porque a las siete de la mañana “grita” para que lo saquen a pasear y que tus periquitos ya tienen frío y que tienes que ir a taparlos.

Me preguntarás varias veces también si es que he almorzado, si es que visto a mis hermanas o si mi mamá esta en mi casa. Seguramente conversaremos alguna tontería que nos dará mucha risa y dirás “ichitoso”. Me contaras de alguna noticia del periódico en el que un hombre se quiso “burlar” de una chica para “perjudicarla” y dirás “punejemplo” cuando quieras ilustrarme la noticia.

Seguiremos conversando y te preguntare: “¿Abue, tu me quieres?” y tu, achicando tus ojitos mientras juegas con tus pulgares me dirás: “A veeeces…”. Luego nuevamente hablaremos de cualquier cosa y comenzaras a cabecear, a respirar fuerte por la boca y sin roncar, y yo bajaré el volumen de la tele para escucharte cabecear, no dormir, solo cabecear, porque tú, según tú, nunca duermes en las tardes.

Hace tiempo, alguien colgó en la mesa del comedor un cuadro que curiosamente decía: “Abuelita, te quiero a veces”. Cuando lo leí me dio risa porque me acorde de todas las veces que le he preguntado si me quiere y me ha respondido “a veces”.

Pero luego de pensarlo y recordar todas las veces que se ha peleado con mis primos por guardarme comida aunque no vaya a almorzar a la casa, por todas las veces que me he sentido mal y ha salido a comprarme medicinas, por todas las guerras con migas de pan, por todas las veces que se ríe de la ves que me robaron mis zapatillas y llegue a la casa con unos zapatos gigantescos, por las veces que me defiende, por todas las veces que me repite las mismas preguntas, porque se ríe conmigo y de mi, porque me deja esconderme en su casa cuando estoy depre y no quiero salir ni a trabajar ni a estudiar, porque con muchos detalles me demuestra que su “a veces” no es un a veces, si no un siempre, siempre ha sido un siempre.

Por esa misma razón tome un papel, escribí grande la palabra SIEMPRE, y la pegué encima de ese “a veces” que decía en el cuadro, en honor a ese “a veces” que siempre sabremos que es un siempre.

lunes, 22 de octubre de 2007

Ayer estuve mejor

Cuantas cosas dejamos atras
cuantos juegos que ya no empezamos hoy
han muerto los momentos en cero
cada vez el tiempo es menos
Los momentos vividos quedaron atras
son sonrisas que vienen siempre al recordar
los cuentos de mi madre al acostarme
mi papá y sus rolling stones
Tardes de mataperro, jugar y jugar
son ahora noches, soledad y ebriedad
la inocencia que tenia antes al mirar
se va acabando en lagrimas...
Y aunque quiera
no puedo volver
quiero regresar
ayer estuve mejor...

miércoles, 17 de octubre de 2007

Breve filosofía amical

Recientemente me di cuenta que soy un mal amigo, un ingrato, y aunque en realidad se que no lo soy, hay ciertos casos en que si lo he sido.
Mis amigos están ahí y siempre van a estar. Siempre los tengo en cuenta y espero que siempre me tengan en cuenta a mí, lo que es un gran indicador para saber quienes son o no son realmente tus amigos.

En mi caso particular, clasifico a la gente que conozco en tres categorías: los conocidos, los patas y los amigos.

Los conocidos: El conocido es esa persona que cada vez que lo ves le levantas la ceja, le dices “hola”, le preguntas la hora, le pides un cuaderno para sacar copias o simplemente cuando pasas por su lado puedes hacerte el que revisa el celular para no tener que saludarlo.
Por lo general no hay una relación con esta persona que te lleve a hacer más de lo que dije antes. Es un ente más que existe y gira alrededor, pero de ahí no pasa. Si lo ves caer, te burlas y lo ayudas; si dice un chiste malo, no tienes que reírte por compromiso. No hay nada que te ate a esa persona.

Los patas: Con los patas el asunto es un poco diferente. Hay patas que siempre serán patas, porque simplemente no te interesa saber mas de lo que ya sabes de ellos; sin embargo hay patas que vienen escalando desde el nivel de conocidos y quien sabe si algún día llegaran a ser amigos.
Un pata es la persona con la que puedes salir a tomar un fin de semana, por lo general en grupo, y con el cual te diviertes mientras dure el grupo. Se puede conversar con el pero de cosas que en realidad no importan mucho. Los silencios incómodos aparecen y comienzas a mirar a diferentes lados para ver la manera de desaparecer sin que se de cuenta, aunque en realidad tu no te das cuenta que el trata de hacer lo mismo.
Un pata es el que te encuentras en los momentos que no tienes nada que hacer y se queda contigo hasta la hora que te tengas que ir o que el se tenga que ir. Un pata es esa persona que tienes en el Messenger pero no le hablas, aunque cuando lo ves siempre lo saludas gustosamente.
Se podría decir que el pata es un amigo del momento, como de esos que aparecen cuando acabas de cobrar y se te ocurre invitarle a uno de tus amigos una caja de cerveza, y cuando te das cuenta tienes en la mesa tres zancudos chupándose la caja que acabas de invitarle a otra persona.
Pero no hay nada peor que un pata que cree que es tu amigo. Al que te le acercas y te cuenta los problemas graves que tiene en su vida cuando a ti en realidad solo te interesaba pedirle prestado un cuaderno.

Los amigos: Los amigos son la parte más alta de la clasificación entre las personas que uno conoce.
Un amigo es el que cuando te llama y solo te saluda, ya no tiene que decir más porque por el tono de voz ya sabes cual es su estado de ánimo. Un amigo es el que te va a rescatar cuando te quedas botado en barranco porque te gastaste toda la plata que tenias tomando y encima llamaste por collect (paga el que recibe la llamada) para que cruce media ciudad y te recoja.
Una amiga es quien a pesar de no tener clases temprano, viene a la universidad a acompañarte todo el día para que no estés solo. Un amigo es el que se pierde el concierto de uno de sus grupos favoritos porque te encontró tirado y borracho en la pista el día de tu cumpleaños, y a pesar de tener la entrada te fue a dejar a tu casa y se quedo contigo en la puerta porque no tenías llave.
Un amigo es el que llama desde un teléfono publico de Murcia, a las 2 de la mañana, borracho y solo te pregunta como esta y te dice que en un minuto se acaba la llama… Un amigo es el que te falla mil veces a los ensayos, el que siempre llega tarde, pero cuando llega te olvidas al instante del porque estas renegando y comienzan a conversar de las cosas mas absurdas del mundo. Con un amigo no hay silencios incómodos.
Una amiga es quien te grita por teléfono cuando haces una tontería y no te atreves a ir a visitarla porque sabes que al menos por teléfono no te pueden pegar. Una amiga te advierte lo que te puede pasar cuando te metes con alguien que no es tan buena como aparenta ser, a pesar de ser su amiga.
Un amigo te deja grabar gratis en su casa, aunque seas pobre, tonto, gordo, cholo y no tengas eeeeeel pedal, laaaaa guitarra y laaaaaaa canción. Un amigo es el que te acompañan por Messenger en la noche hasta que termines tu trabajo, aunque sean las tres de la mañana.
Un amigo es al que después de no hablarle por meses, te sigue hablando como si hubiera pasado un día. Un amigo cambia su entrada vip de Silvio Rodriguez por dos generales para verlo desde lejos pero disfrutando con alguien que lo disfruta igual que uno.

Mis amigos me dicen: Jóse, Joselito, Joselo, Joche, Jochi, Josito, Xoshe, Jawi, Rojas, Gamarra, primo, gordo, pollo, feo, rorro, zorrendo, bebito, habla pe comparito, miradadedespreciolavacavoladoravaletododowntown@hotmail.com, ¡hijo anda a clases!, pobre, rorro sapiens, pendejote, tanque, gordona, bombardero, naco.

martes, 9 de octubre de 2007

JARG 26*02*96

Ya después de unos años tocando en conciertos, me puse a tratar de recordar cual fue el primero. Mire los volantitos que fervientemente guardo en mi caja de recuerdos y encontré el primero, el afiche en blanco y negro, esa fotocopia del día en que por primera vez me subí a un escenario a cantar una canción.

Aquel lejano cinco de octubre del dos mil dos fue el día. Al menos para mí, esa fecha la tenia clara hasta que ayer, escuchando una conversación ajena, descubrí que en realidad ese no había sido mi primer concierto.

Las historias de mis tías me mandaron al lejano dos de febrero del noventa y seis. Era el cumpleaños de mi primo y con mi caset nuevo de Green Day, daríamos el primer concierto de nuestras vidas.

Las guitarras eran unas paletas de frontón al revés, las cuerdas unos pedazos de lana que robamos de la maquina de tejer de nuestra abuela y por ultimo, la batería eran todas las bateas que encontramos en la casa, acompañadas por los palitos de tejer de una de nuestras tías para que sean las baquetas.

Recuerdo ahora bien, que nos paramos en la puerta de la casa y cobramos entrada, que nuestros tíos, entre gruñidos y sonrisas pagaron. Cuando teníamos todas las localidades vendidas, ósea la cochera llena de gente que venia a saludar a mi primo y que encima les cobramos para entrar, prendimos el tocacaset con el bendito Dookie de Green Day y empezó el concierto.

Recuerdo que a la primera canción todos aplaudieron porque no les quedaba otra, ya los habíamos atrapado a todos en la cochera. La segunda también la aplaudieron, pero a partir de la tercera, ya las caras eran de un aburrimiento total.

Mis dos primos y yo seguimos tocando en nuestro concierto durante todo el lado A del caset, que tenia si mal no recuerdo, siete canciones. Al momento que nos detuvimos para poder cambiar de lado el caset, todos aprovecharon para salir huyendo hacia la sala donde estarían a salvo de nuestra escalofriante performance.

Nos quedamos ahí callados, mirándonos y nos reímos. Comenzamos a recoger todo lo que habíamos usado para nuestro concierto y en eso mi abuelo se me acerco. Me tomo por el hombro y me dijo que le había gustado el concierto, que estaba seguro que el instrumento que yo toque sería la guitarra. Nos abrazo a los tres y entro a la casa para también disfrutar de la fiesta.

Esa misma semana, mi abuelo falleció. Un cinco de febrero del noventa y seis, tres días después de haberme dicho que estaba seguro que el instrumento que yo toque sería la guitarra, dos días después de haber bailado hasta cansarse en el cumpleaños de mi abuela.

Un veintiséis de febrero, algunos días después de la muerte de mi abuelo, mi abuela me llamó por teléfono porque quería que vaya a su casa y así lo hice. Llegue a su cuarto y ella aun estaba con los ojos rojos. No había parado de llorar después de la muerte de mi abuelo. Abrió su ropero y saco un estuche negro.
Me dijo: “Esto te dejo el papi”.
Yo mire el estuche y de pronto empecé a llorar más que ella. En mi cabeza retumbaba a mil decibeles la voz de mi abuelo asegurándome que el instrumento que toque sería la guitarra. La saque del estuche y en la parte de atrás del mango, encontré mis iniciales y la fecha en que me la iba a regalar, ese veintiséis de febrero al que él no pudo llegar.

jueves, 4 de octubre de 2007

E-song

Ya estaba a oscuras en mi cuarto y estaba por apagar el celular para dormir cuando llego su mensaje de texto que decía: “Te escribí un mail”
Sin importarme que fueran casi las dos de la mañana, salí disparado a prender la computadora para poder leer lo que me habías escrito. Octavia y yo habíamos terminado hace casi un mes y durante todo ese tiempo mis intentos por regresar habían sido infinitos.
Justo esa tarde nos habíamos encontrado en la calle. Según ella, fue una bonita casualidad, aunque yo bien sabía que la estuve esperando casi una hora en esa esquina que estaba seguro que pasaría.
La acompañe a su casa y hablamos un buen rato. Nos reímos, vimos un poco de tele y decidí irme para que me ruegue que no lo haga como solía hacerlo; pero no lo hizo. Hasta el momento todo había ocurrido dentro de lo que podíamos llamar lo normal, éramos simplemente un par de amigos que se encontraron de “casualidad” en la calle; pero como se dice siempre, la procesión va por dentro.
Esta no afloro hasta el momento de la despedida, en que al darte un beso me quede mirándola de muy cerca, casi pegado a su rostro. Cuando comencé a acercarme lentamente hacia sus labios, me separó con sus manos sobre mi pecho y me dijo: “Mejor anda rápido que se hace tarde”
Instante seguido cerró la puerta y me quede ahí mirando esos tres números de bronce clavados en su puerta. Camine lento buscando explicación a lo que hice, pero no la hallé. Llegué a mi casa a las ocho en punto y me acordaba de ella diciendo que me vaya rápido porque ya era tarde. Me deprimí y me encerré en mi cuarto.
Estuve sentado en mi cama sin saber del tiempo, mirando los cerros por la ventana, respirando tranquilo hasta que la intranquilidad llego por mensaje de texto al celular.
Por fin abría la página del correo. Decía un nuevo mensaje, el nombre era tuyo y yo estaba completamente emocionado. Todo el camino a la computadora había cantado en mi mente una canción que decía: “cuando será/ aquella vez/ que me digas/ quiero volver/ lo pensé bien/ y a tu lado/ me siento bien”
La seguia tarareando en la mente hasta que empecé a leer el mail y todo comenzó a perder sentido. Decia asi:

Hola Jose,
Fue bonito encontrarnos hoy día, la pase chévere pero creo que es mejor que nos dejemos de ver un tiempo, tu sabes… por lo que paso cuando nos despedimos… osea… mira, acepto que te quiero y que te extrañe, pero ya es hora de seguir adelante, no podemos mirar atrás y quedarnos ahí, todavía hay mucho por aprender, estamos recontra jóvenes, somos buenos amigos ahora y no quiero perder eso contigo.
Tu bien sabes que si te recuerdo y es mas, nunca te olvidare… tu has significado lo que nadie antes alguna ves significo para mi… estate seguro de eso, por eso te digo que pienses bien, esto ya no puede seguir, tiene que haber un punto final… por eso te pido que nos dejemos de ver…
Si me ves otra vez solo salúdame, no quiero que estemos como hoy y de ahí a la hora de despedirnos me mires denuevo como esperando que algo pueda pasar, lo siento pero creo que es lo mejor para los dos…
Bueno en realidad este mail era solo para eso… hay que dejarnos de ver…
Ya no tengo nada mas que decirte ahora, te prometo que es la última ves que te escribo… y si tu me escribes no te leeré
Perdon, pero es lo mejor
Octavia


Terminé de leer el mail y la canción que cantaba mientras venia a la computadora me hacia sentir como un tonto. Deje todo prendido y me fui a mi cuarto. Agarré mi guitarra, un cuaderno y escribí todo lo que me acorde de su e-mail en una hoja, completamente a oscuras, no solo mi cuarto sin luz, si no mi esperanza también.
Escogí unas notas al azar y la cante. Salí de mi cuarto casi a las cuatro de la mañana y la grabé. Se llama E-song, porque es casi todo su e-mail.

Por precausion he borrado algunas partes del e-mail que me mando Octavia, pero la escencia esta ahi.
Si a alguien le interesa, la canción esta en Internet.
www.purevolume.com/tiolucho
es la 4 de la lista

lunes, 1 de octubre de 2007

Esperanzas

no es lo que yo pensaba
tal vez anduve equivocado otra vez
haciendo mundos al revez

lo ves, nada esta dicho esta vez
sigamos pensando que no existe el destino
nada esta dicho para mi
lo que fue, no tiene por que ahora ser
se que hay esperanza aqui
y un poco es para mi

ahora sé, que no todo me va a ir mal
que tan solo queda esperar
que ya todo va a mejorar

aprendi en errores que hoy
no volvere a cometer
aprendi en lecciones que ya
quedaron en hojas atras